Tengo 33 años, la misma edad con la que él murió,
y no me refiero a Jesucristo, sino a mí tío.
Esta circunstancia esta haciendo de este año
todo un curso avanzado de crecimiento interior.
Estoy limpiando heridas que creía totalmente cerradas
abriendo ventanas hacía mi misma.
Tengo 33 años y después de 25 sin su sonrisa
puedo celebrar su santo sin tristeza.
Ayer como cada 29 de Septiembre salí a buscarle
y como cada veranillo le encontré en la luz de media tarde,
y sonreí plenamente y brindé con vino dulce
y regresé con un membrillo que me regalaste.
Ayer no fue día de fantasmas, ni de esperas sin recompensa,
ayer fue una tarde plena sin necesitar a nadie
porque tengo todo lo que ansiaba.
Tengo 33 años y me siento tan viva
que solo ruego no morirme tan temprano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario