Y mi cueva se abrió y entraste tú.
En forma de palabra, de abrazo
regalándome el mejor beso
y el perfume del verano
tatuado en tu cuello.
Me propones visitar museos
y no se me ocurre mejor manera
para paliar la sangre.
Porque ya estoy menstruando.
Y el cielo es azul y la hierba verde.
Y aunque no me hayan contratado
estoy dispuesta a volver a tu lado.
Decia que ya estoy menstruando
y que estoy lista para disfrutar del Arte.
Sentarme en una mecedora del Palacio de Cristal
cuando no haya casi nadie
y sonreír como una dama del siglo pasado.
Alojarme en el Splendide Hotel sin más
leer los versos de Rimbaud
o escribir novelas como Virginia Woolf.
Intervención de Dominique Gonzalez Foerster en el Palacio de Cristal, Madrid |
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