y escribo porque me sale de las hormonas,
o de las neuronas locas,
o de las mismísimas trompas de falopio.
Escribo porque eso me ayuda a pintar los recuerdos
sobre este lienzo en blanco,
recuerdos de vivos colores como los de Tazacorte,
o Santa Cruz de La Palma y sus balcones.
Viajé con sus alas hasta una isla lejana,
hasta la Hacienda de Abajo
rodeada de un mar de plátanos.
Donde la arena es negra, el mar azul
y la espuma blanca.
Donde brotan flores de pascua
entre piedras volcánicas
y el verde es más verde que en Finlandia.
Escribo, pinto,
este cuadro del último viaje
donde también hubo arte,
el de la familia Sotomayor en nuestra alcoba,
en las escaleras, en el salón...
Arte de una bella Eva,
Eva Lilith y su padre Pereda de Castro.
Arte cantabrocanario por los cuatro costados,
malvasía tinto, papas con mojo picón,
alfonsiños naranjas, bananas,
besos y abrazos, a veces cansados.
Una luna llena alborotada.
Y una lámina que salió de tu bolsillo
para entrar en mi maleta.
obra de Eva Lilith |
Escribo, pinto un pequeño cuadro de un viaje efímero y raro.
Como todo lo éxotico que tiene la Isla Bonita.
Ahora solo necesito una habitación propia
con paredes para colgarlo.
Un placer compartir tu prisma del viaje.
ResponderEliminarY, escribe, escribe por trompas o por lo que sea...pero escribe.
Un guiño + sonrisa.
El placer es mío, tener lectores que además escriben!!!
ResponderEliminarContinúa así, Raquel
ResponderEliminarPareces mi profe de Composición Literaria, me encanta ;-))
ResponderEliminarporque es igual el pintar q el escribir
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